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EL BAUTISMO

"EL BAUTISMO" ES OTRO COMPARTIR DEL DR. VICTOR PAUL WIERWILLE, ASÍ QUE DISFRÚTENLO:

Muchos de los grupos religiosos de hoy fueron fundados sobre diversas creencias relacionadas con el bautismo. Este estudio le permite a la Escritura hablar por sí misma acerca del tema del bautismo y le permitirá al lector ver por sí mismo la gran exactitud de la Palabra de Dios sin inconsistencias interpretacionales y doctrinales causadas por el hombre en este tema. Comencemos por examinar la palabra “bautismo” y luego continuemos trazando el uso del agua en el bautismo desde el Antiguo Testamento, según se relacionaba con la ley, hasta el presente.

Para descubrir el verdadero significado del “bautismo”, debemos investigar las Escrituras y observar sus variados usos. Por supuesto, “bautismo” ahora es una palabra española; las letras y los sonidos de la palabra griega baptisma se representan casi directamente en español. La raíz de la palabra baptisma es baptö, que quiere decir “meter en un líquido”. Baptö es también parte de la palabra embaptö, traducida “meter” o “mojar”.

De esta raíz baptö se derivan cuatro palabras:

1. Baptizö -- hacerlas cosas baptö. Metidas en un líquido.

2. Baptismos -- el acto de meter en un líquido o lavar, el cual es el acto de bautizar; ésta no parece en ninguna epístola eclesiástica; los cuatro usos de la palabra están en Marcos 7:4,8; Hebreos 6:2; 9:10.

3. Baptisma -- el resultado de baptismos; se usa veintidós veces en la Biblia; trece se refieren al bautismo de Juan, cinco al bautismo del señor, tres se encuentran en las epístolas de Pablo y la última está en Pedro. Baptisma aparece en Mateo 3:7; 20:22,23; 21:25; Marcos 1:4; 10:38,39; 11:30; Lucas 3:3; 7:29; 12:50; 20:4; Hechos 1:22; 10:37; 13:24; 18:25; 19:3,4; Romanos 6:4; Efesios 4:5; Colosenses 2:12; 1 Pedro 3:21.

4. Baptistës -- el que bautiza.

Hay solamente unas pocas instancias donde las letras y los sonidos de esta palabra no se representan directamente en español como “bautizar”, sino que se traducen en la siguiente manera.

1. Baptö se traduce “mojar” o “teñir” en los únicos tres lugares donde se usa.

Lucas 16:24: Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje [baptö] la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.

Juan 13:26: Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado [bapto]...

Apocalipsis 19:13: Estaba vestido de una ropa teñida [baptö] en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.

2. Embaptö se traduce como sigue en sus únicos usos.

Mateo 26:23: Entonces él respondiendo, dijo: El que mete [embaptö] la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar.

Marcos 14:20: El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja [embaptö] conmigo en el plato.

Juan 13:26: Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado [baptö], aquél es. Y mojando [embaptö] el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. [Baptö se usa en ambos casos en Juan 13:26 en varios textos críticos griegos.]

3. Baptizö tiene sus letras y sonidos representados consistentemente como “bautizar” excepto en tres usos.

Marcos 6:14: Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho notorio; y dijo: Juan el Bautista [baptizö] ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.

Marcos 7:4:4 Y volviendo de la plaza, si no se lavan [baptizö], no comen...

Lucas 11:38: El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado [bautizó] antes de comer...

La forma de esta palabra baptizö es el participio con el artículo. Se traduce con exactitud “el que bautiza” En estos últimos usos la acción es evidente por sí misma; cuando un fariseo volvía de la plaza, se lavaba antes de comer.

4. De los cuatros usos de baptismos solamente una vez se traduce “bautismo” -- Hebreos 6:2. En los otros casos la Versión Reina-Valera está en lo correcto al traducir la palabra baptismos como “lavamientos” y “abluciones”.

Las referencias están claras porque se refieren a las ordenanzas de servicio divino que se llevaban a cabo en el tabernáculo.

Marcos 7:4: Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos [baptismos] de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos.

Marcos 7:8: Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos [baptismos] de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.

Hebreos 9:10: Ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones [baptismos], y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar [rectificar] las cosas.

De cada uso bíblico de la palabra “bautismo”, podemos concluir que el significado en su raíz y el pensamiento básico en el bautismo es lavamiento. Por lo tanto, debemos notar otras tres palabras en griego que también quieren decir “lavar”.

1. Niptö -- lavar una parte del cuerpo de uno.

Mateo 15:2: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.

2. Louö -- bañar o lavar el cuerpo entero; de donde también obtenemos la palabra “ablución”.

Hebreos 10:22: Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

3. Plunö -- lavar o enjuagar cosas inanimadas; ordinariamente esta palabra se usa al hablar de lavar ropa.

Apocalipsis 7:14: Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

Estas tres palabras griegas cubren totalmente el tema del lavamiento. La palabra “lavar” se usa en definición de cada una de las palabras anteriores.

Por lo tanto, debemos concluir lógicamente que el verbo baptizö tiene un significado en común con las tres palabras griegas antes mencionadas, pero sin embargo debe ser distinto de cada una.

Un estudio concienzudo de cada uso de baptizö revela que baptizö no denota remoción de suciedad o mugre del cuerpo, sino más bien la remoción de impurezas ceremonia les y es lavamiento simbólico.

El aseo exterior de la carne por lavamiento o bautismo era para simbolizar la limpieza espiritual.

La entrada al tabernáculo estaba condicionada por el bautismo, lo cual quería decir el aseo de la carne en la fuente por medio de mojarse tan solo para indicar lavamiento o aseo ceremonial. (Ver Éxodo 30:18 - 24. ¿Exactamente qué medios se usaban fuera del templo para el lavamiento? El Antiguo Testamento nos habla de la fuente del tabernáculo (Éxodo 30:17 - 21), el mar y las diez fuentes del templo de Salomón (1 Reyes 7:23 - 39) y el río del templo (Ezequiel 47:1 - 12).

En el atrio del tabernáculo entre la entrada y la puerta se hallaban dos utensilios -- el altar y la fuente (Éxodo 40:29, 30). Considerando el detalle minucioso y la exactitud del modelo mostrado a Moisés concerniendo el tabernáculo (Éxodo 30: 1 - 10), es interesante notar que la fuente del tabernáculo no se le dio dimensiones o proporciones sino que la Palabra simplemente establece para qué era -- “para lavar” (Éxodo 30:18). El hecho de que falten los detalles concernientes a la fuente, enfatiza el hecho de que no era parte íntegra de la estructura completada y que algo mejor vendría a reemplazarlo.

El templo de Salomón reemplazó al tabernáculo. Este templo de Salomón no tenía una sola fuente entre la entrada al área exterior y la puerta del templo, sino que en cambio tenía el mar y las diez fuentes, cinco a cada lado de la casa (1 Reyes 7:23, 38,39).

Las diez fuentes se usaban para lavar la ofrenda y estaban colocadas sobre bases, cada una con “cuatro ruedas de bronce” (1 reyes 7:30).

De nuevo las ruedas indican poder deshacerse de ellas fácilmente; se podían rodar para hacer lugar para algo más permanente.

En el templo de Ezequiel, el cual se realizará en el futuro, las fuentes y el mar serán quitados de en medio y en su lugar, saliendo de debajo del umbral de la casa, fluirá el río de agua viva (Ezequiel 47:1 - 5). El templo de Ezequiel no tendrá agua en recipientes, sino un río en movimiento, vivo, haciéndose cada vez más profundo según fluye (Ezequiel 47: 3 - 5).

Así pues, en el desarrollo del plan de Dios vemos que las fuentes son todas semejantes hasta que finalmente convergen en el río de agua viva.

El aseo ceremonial, llamado lavamiento y bautismo, se aplica específicamente a Israel. La fuente del tabernáculo, el mar y las diez fuentes del templo de Salomón y el río de Ezequiel son todos aplicables a Israel -- los primeros dos bajo el Antiguo Testamento y el último en el futuro cuando el paraíso sea restablecido en la tierra. Estos dos tiempos que se aplican solamente a Israel son bíblicamente llamados en conjunto el período del reino.

La pregunta entonces viene a ser: ¿qué hay del bautismo en el período de tiempo entre la ley y el nuevo paraíso, entre el tiempo del templo de Salomón y el río de Ezequiel? El día de Pentecostés instituyo un nuevo período o administración.

En ese momento otro cambio se produjo en relación con el bautismo en lo que concierne a la Iglesia.

Para ver exactamente qué significo este cambio, comencemos diez días antes de Pentecostés en el momento de la ascensión en Hechos 1.

Hechos 1:4-5: Y estando [los apóstoles] juntos, [Jesucristo] les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

En otras palabras, con la llegada de lo mayor (espíritu santo), lo menor (el agua) llego a su fin. Este remplazo se inició en Pentecostés. En Pentecostés se aplicó la primera vez.

Gálatas 3:27-28: Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vos otros sois uno en Cristo Jesús.

(La palabra “judío” y sus derivados, según se usan en la Versión Reina-Valera, deben entenderse siempre con significado “de Judea” o “de la religión de Judea”. La palabra “judío” tiene varios significados modernos que no se aplican a los acontecimientos bíblicos.)

Siendo bautizados en el Cuerpo de Cristo no quiere decir bautizados con el antiguo elemento físico de agua, sino con el nuevo elemento espiritual de espíritu santo.

1 Juan 1:7: Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

(Entonces no hay ya más conciencia de pecado como está dicho en Hebreos 10:2: “De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto limpio una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado.)

Cristo ha hecho la limpieza por nosotros. Nuestra única obra es aceptarlo. El entonces lava nuestro pecado.

La doctrina sobre el bautismo en Hechos, el libro que relata los sucesos de Pentecostés e inmediatamente después, nunca enseña el uso del agua. En hechos 2:38 Pedro bautizó “en el nombre de Jesucristo”.

En Hechos 8:16 los samaritanos habían sido “bautizados en el nombre de Jesús”. En Hechos 9:18: “[Pablo] recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado”. Y en Hechos 19:5: “Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús”.

Si nosotros vamos a dividir correctamente la Palabra de Dios, debemos permitir que la Biblia hable por sí misma y no leer en ella las teologías y doctrinas de hombres.

Hoy en día dondequiera que la palabra “bautizar” es mencionada, el agua es inmediatamente asociada con ella a causa de la influencia de doctrinas religiosas; pero acabamos de ver por inspección de los versículos de la Escrituras anteriores que el agua nunca se menciona.

Por otro lado, aunque tenemos estos relatos que tan claramente muestran que el agua ya no se necesitaba después del día de Pentecostés, hay otros relatos bíblicos que implican el uso del agua en el bautismo y que deben ser considerados.

Pedro habla de agua en Hechos 10.

Hechos 10:47: Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Este es el mismo Pedro que habló en Hechos 2:38. ¿Por qué incluyó el agua en Hechos 10 si antes no lo hizo? En Hechos 2:38 no tuvo tiempo de ir a su oficina y preparar un sermón; él habló por revelación e inspiración.

Pero después del día de Pentecostés, Pedro estaba predicando en la sinagoga y aún estaba influenciado por ella.

El simplemente volvió a su doctrina anterior y añadió agua. Pedro mismo clarifica justamente este relato más tarde en Hechos 11.

Hechos 11:16: Entonces me acordé [después de que yo había ordenado el bautismo de agua] de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.

Este relato índica que él no bautizó en agua a la familia de creyentes de la casa de Cornelio. En Hechos 19 Pablo preguntó a ciertos discípulos en Éfeso acerca de lo que Apolos hizo.

Hechos 19:2 - 3....¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.

Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan [agua]. Así que vemos que el bautismo de agua sí ocurrió ya que Apolos no había sido plenamente instruido, aunque algo mucho más grande había llegado para remplazar el agua.

Igualmente el eunuco a quien Felipe le testificó pidió ser bautizado con agua.

Hechos 8:36 - 38: Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.

¿Por qué persistía el bautismo de agua?

Hechos 21:20: ... Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.

Esta gente creyó y por lo tanto fueron salvos; pero la revelación todavía no había sido dada explicando la magnitud de la llegada del espíritu santo en Pentecostés, de manera que los creyentes eran aún celosos por la ley. Y uno de los requisitos de esa ley era ser bautizados en agua. La gente todavía es celosa por la ley y, aún hoy en día, no acepta lo que está dirigido a ellos en Romanos, Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses y Tesalonicenses.

Muy poca gente se atreve a creer la Palabra de Dios y actuar según ella. La tradición es una rutina demasiado cómoda. Para traer más luz sobre el tema, miremos un versículo de la Escritura que cita frecuentemente durante la ceremonia del bautismo de agua.

Mateo 28:19: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Este versículo claramente establece que los apóstoles habrían de hacer discípulos a todas las naciones.

Y sin embargo, el Antiguo Testamento declara que Israel nunca sería enumerado entre las naciones (Números 23:9: “... un pueblo que habitará confiado [solo], Y no será contado entre las naciones”).

Así pues, esta orden sólo podría aplicarse a los gentiles (“naciones”).

Más tarde en las epístolas, escrita específicamente a los creyentes renacidos, la Iglesia es “llamada” de entre ambos, gentiles y judíos (Romanos 10:12: Porque no hay diferencia entre judío y griego [gentil], pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan).

En segundo lugar, la frase “bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” nunca es llevada a cabo por los apóstoles ni por cualquier otro en la Iglesia del comienzo. Eusebio (c.265-c. 340 d. de C.) el primer gran historiador de la Iglesia, citó manuscrito que no podían haber contenido estás palabras.

El citó Mateo 28:19 dieciocho veces sin usar jamás estas palabras. Justino Mártir (murió hacia 165 d. de C.) y Afrahat de Nisibis, que escribió a principios del cuarto de siglo, también citaron Mateo 28:19 sin la formula trinitaria.

La dificultad es aparente. Mateo 28:19 fue hablado poco antes de que Jesús ascendiera al cielo; dio las instrucciones de último momento.

Ahora bien, todo lo que Jesús dijera en aquel momento seguramente hubiera sido suficientemente importante como para que los apóstoles lo recordaran.

Y sin embargo en Hechos 2:38, el primer relato después del derramamiento original en el día de Pentecostés, Pedro bautizó “en el nombre de Jesucristo”, no en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Si la orden en Mateo 28:19 hubiese sido dada realmente, entonces diez días más tarde Pedro ya había olvidado lo que Jesús le había dicho.

En Hechos 8:16 “ellos...habían sido bautizados en el nombre de Jesús”. En Hechos 10:48: “Y mandó [Pedro] bautizarles en el nombre del Señor Jesús”.

Y en Hechos 19:5: “Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús”. El libro de Hechos ni una sola vez menciona que los apóstoles o que cualquier otro hayan cumplido la orden dada en Mateo 28:19. A la luz de esta evidencia es altamente improbable que las palabras “bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” en Mateo 28:19 estuvieran incluidas en la Palabra de Dios original, sino que fueron añadidas algún tiempo más tarde.

Ser bautizados en nombre de alguien coloca a una persona aparte de las masas. Cuando los hijos de Israel fueron bautizados “en la nube y en el mar” (1 Corintios 10:2), ellos fueron (1) santificados, separados de los egipcios y (2) fueron identificados en aquel bautismo con Moisés. El mismo patrón puede encontrarse hoy. Cuando usted es bautizado en el nombre de Jesucristo, usted es (1) santificado,* separado de los incrédulos que no son salvos, haciéndole a usted un miembro de la Iglesia, y usted es (2) identificado con Cristo y toda la autoridad que su nombre representa, en la misma forma en que Israel fue identificado con Moisés.

Así se puede ver que el bautismo de agua fue verdaderamente instituido por Dios, pero solamente para Israel y el reino, y eso por un período de tiempo limitado.

Desde el día de Pentecostés toda persona que desea ser renacida por el Espíritu de Dios debe creer en Jesucristo.

En ese momento le es dado algo mucho más grande que los beneficios del bautismo de agua: justicia, justificación, santificación y redención.

Ser renacidos es tener a Cristo adentro; él es la esperanza de gloria; él nos limpia de todo pecado.

Es un bautismo espiritual. Desde el día de Pentecostés, somos verdaderamente libres de la Ley; y parte de esa ley era el bautismo de agua. Según Gálatas 5:1, hemos de estar por lo tanto “firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no... otra vez sujetos al yugo de la esclavitud”. No hay nada que pueda añadir a nuestro estar completos en él.

Jesucristo lo pagó todo y ahora estamos perfectamente equipados en él para su servicio, pues somos bautizados con espíritu santo en el nombre de Jesucristo.

DR. VICTOR PAUL WIERWILLE – LA BIBLIA ME LO DICE

QUE TENGAN UN HERMOSO Y GRAN DÍA, QUE DIOS LOS SUPER BENDIGA EN TODO Y NUNCA DEJEN DE H.E.L.

OTRA LECCION PARA LA VIDA DE ALIENTO Y LA VIDA ESPIRITUAL

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