“EL GRAN SECRETO SAGRADO PARTE 2 Y 3”- DR. ETHELBERT WILLIAM BULLINGER
EL GRAN SECRETO SAGRADO
PARTE 2: El Secreto Del Intervalo Octubre de 1895.
Hay varios secretos sagrados, los cuales están declarados en la Escritura; y hay uno en particular que se denomina el gran secreto sagrado. Todos ellos están conectados con el presente intervalo actual, entre la primera y segunda Venida del Señor Jesús. El hecho de que habría un intervalo de tiempo (el actual) entre los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían (Lucas 24:46) no fue nunca revelado en el Antiguo Testamento. Los sufrimientos en sí, no fueron nunca un secreto; ni tampoco las glorias que vendrían después. Ambas cosas fueron el tema principal de la profecía del Antiguo Testamento. Ambas se hallan allí plena y claramente reveladas. Y lo que es más significativo acerca de estas profecías es lo siguiente: que mientras que las glorias aparecen sin referencia alguna a los sufrimientos; sin embargo, nunca tenemos una profecía de los sufrimientos sin encontrar, en el contexto inmediato, una referencia a la gloria venidera. Los profetas que profetizaron, y todos los que oyeron o leyeron sus palabras, estaban perfectamente conscientes de estos dos grandes hechos: los Sufrimientos, y la Gloria; sin embargo, eran completamente ignorantes en cuanto a cuál sería el intervalo, si es que alguno hubiese (como hoy sabemos), que los separasen entre sí. No sabían si la gloria vendría inmediatamente a seguir a los sufrimientos o si habría un intervalo de un año, o diez años, o cien, o mil años entre los dos hechos. No había nada que les diera información alguna a este respecto. Es por eso precisamente, que se hallaban sin lugar a dudas perplejos. De hecho, Dios nos dice (1ª Pedro 1:10-11) que inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. Pero nada había que pudiera aclararles nada con respecto a cuánto tiempo debería pasar, entre los sufrimientos y la gloria. Estaba claro que no podrían ser cosas simultáneas. Pero ¿Cuál podría ser el tiempo que transcurriría entre ambas predicciones? Una manera de solucionar la dificultad sugería que habría dos mesías: Uno, el Mesiah-ben-Joseph, el cual pasaría por los sufrimientos; y el otro, Mesiah-ben-David, que disfrutaría de las glorias. Algunos presumen que la pregunta de Juan el Bautista, en Mateo 11:3, se refiere a esta antiguo credo tradicional cuando envió a dos de sus discípulos a preguntarle a Jesús, ¿eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? Nadie podía saber qué persona o qué tiempo indicaba el lapso que debía haber y transcurrir entre los sufrimientos y la gloria. Fueron asuntos inescrutables. Había, eso sí, riquezas que podían ser exploradas en aquel entonces. Muchas promesas y profecías conectadas con Cristo podían entonces ser entendidas, investigadas, trazadas y disfrutadas por los fieles de aquel tiempo. Los profetas transportaron a sus lectores desde la cumbre de una montaña – los sufrimientos, a la cumbre de la otra – la gloria, pero el valle que había entre estas dos montañas no podían ellos explorarlo. Nosotros, que por gracia se nos ha introducido en el gran secreto sagrado, y que tenemos la clave para abrir estos tesoros, podemos saber algunas cosas de estas riquezas de (o pertenecientes a) Cristo. Así que hubo también otras riquezas conectadas con Cristo que fueron insondables e inescrutables en tiempos pasados. En conexión con este secreto del presente intervalo, y, de hecho, formando parte de él, había, como ya hemos dicho, otros varios secretos sagrados: (1) LA DURACIÓN DE LA CEGUERA DE ISRAEL (Romanos 11:25) La ceguera por la que Israel pasaría no era ningún secreto. Fue plenamente revelada en el Antiguo Testamento. En el año que el rey Uzias murió, Isaías tuvo una gloriosa visión del rey de Israel preparatoria a la solemne misión que había recibido: Anda y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, más no comprendáis.Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad. Y yo dije ¿Hasta cuándo Señor? (Isaías 6:9-11). ¿Hasta cuándo? Sí, esta era la gran y ansiada pregunta de Isaías. El profeta indagó y procuró diligentemente qué tiempo. ¿Cuánto tiempo? Preguntó, ¿Cuánto tiempo durará esta ceguera a Israel? Este decreto de ceguera dictada judicialmente fue pronunciado debajo de las circunstancias más impresionantes. Todas las cosas que en él aparecieron añadían solemnidad e importancia a la ocasión. Y cuando llegamos al Nuevo Testamento encontramos la misma profecía tres veces referida: Mateo 13:14 (la profética Palabra de Dios), 15; Juan 12:40 (Isaías vio la gloria de Cristo); y Hechos 28:26 (bien habló el Espíritu Santo, por Isaías). La ceguera de Israel en sí, por tanto, había sido el tema de esta especial revelación, y no era por tanto ningún secreto. Fue revelado que sería tan larga como la desolación permaneciese en el territorio. Pero había una cosa en conexión con ella que sí fue guardada en secreto, y que fue posteriormente revelada en Romanos 11:25, donde hablando de esta ceguera, está escrito: Porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento (ceguera) en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. Aquí es donde se reveló el sagrado secreto, y por fin se dio la respuesta a la pregunta ¿Cuánto tiempo? Ya no somos ignorantes en cuanto a la duración de esta ceguera en parte; sabemos que su decreto fue anunciado, y sabemos cuándo llegará a su fin. (2) EL SAGRADO SECRETO DEL REINO (Mateo 13:11, 35) Tampoco era secreto alguno que el reino, tan de tiempo atrás profetizado, sería repudiado y despreciado; que el Rey no sería bien recibido; que el Mesías sería despreciado, y que, por tanto, el reinono sería en aquel entonces erguido. Todo esto fue un claro asunto de revelación Divina. Muchas profecías lo habían declarado. Pero lo que sucedería con el reino durante el repudio y expulsión del Rey no fue revelado; esta parte se mantuvo en secreto. No puede haber un reino sin un rey, por tanto, mientras Él esté fuera, el reino debe hallarse en suspense. En el Antiguo Testamento tenemos el reino profetizado. En los Evangelios y en Hechos tenemos el reino repudiado. En las Epístolas tenemos el intervalo entre este repudio y el asentamiento todavía futuro del reino en poder Divino, juicio y gloria, que se muestra en el Apocalipsis. En estas Epístolas tenemos el intervalo, pero principalmente en su relación a la Iglesia. En estas Epístolas no aprendemos qué es lo que ocurre con el reino; los secretos sagrados concernientes a esto no están aquí en ellas revelados. Sino que es en Mateo 13 que el Señor Jesús, en siete parábolas, describe el curso del reino desde la primera siembra de su semilla por el Hijo del Hombre, hasta el asentamiento final del trono de Su gloria; y en todas estas parábolas no hay referencia alguna a la Asamblea o Iglesia de Dios. La Asamblea de Dios, como ahora veremos, no es el tema de estas parábolas, siendo por sí misma otro secreto sagrado, denominado enfáticamente el gran secreto sagrado. Estas parábolas, en cambio, conciernen al reino, y claramente se nos dice el motivo por el cual se declara, y cuál era su sujeto principal así como su objetivo. En el vers.10, los discípulos se le acercaron y le dijeron, ¿Por qué les hablas por parábolas? Y él respondiendo les dijo, porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino – más a ellos no les es dado. Entonces en el vers. 34 leemos, todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba, para que se cumpliese lo dicho por el profeta (Salmo 88:2) cuando dijo— ¡abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidas desde antes de la fundación del mundo! Por tanto, en estas siete parábolas, tenemos la revelación de los secretos sagrados concernientes al reino de los cielos; es decir, qué es lo que sucedería en consecuencia de y después de su repudio y expulsión, y se nos dice que, estas cosas, habían sido guardadas en secreto por todas las edades. Y posteriormente, que cuando el Señor Jesús habló en parábolas, habló, no para revelar los sagrados secretos a las multitudes, sino para ocultárselos; y también para que Sus discípulos y nosotros pudiésemos entenderlos. Está claro, por tanto, que no debemos procurar encontrar el Cuerpo de Cristo en estas parábolas, sino que, cualquier cosa que de ellas podamos aprender, debemos distinguirlas bien entre estos sagrados secretos del reino, y el gran sagrado secreto concerniente a Cristo y a la Asamblea. (3) EL SAGRADO SECRETO DE INIQUIDAD (2ª Tesal.2:7) Del rechazo del reino se nos lleva, hemos aprendido, al tiempo del fin, al tiempo de la tribulación de Jacob (Jer.30:7), cuando el Hombre de Pecado venga a ser revelado. Será manifiesto a su debido y señalado tiempo. Pero se nos avisa que aun ahora mismo, ¡sí!, incluso en el tiempo que se dio la revelación en 2ª Tesal.2:7, el misterio del inicuo ya se hallaba en operación. Aun ahora, en el momento presente y actual, vemos este secreto propósito operando. La iniquidad está siendo desarrollada. La vemos en la familia, en la sociedad, en la iglesia y en el Estado. Si se nos pidiese que describiésemos el más grande rasgo que caracteriza nuestro tiempo, bien podríamos definirlo y decir que es la iniquidad. Esta es la obra del consejo secreto y que prepara el propósito del Anticristo venidero, cuya abierta manifestación será la señal del cierre de este presente intervalo, y cuya destrucción final marcará el comienzo del Reino de Cristo. Porque entonces (es decir, en los días que comience a tocar la trompeta el séptimo mensajero) el misterio de Dios se consumará, como Él lo anunció a Sus siervos los profetas (Ap.10:7). EL GRAN SECRETO SAGRADO PARTE 3 Noviembre de 1895 Hay tres importantes Escrituras en las cuales el “Gran” secreto sagrado se halla especial y formalmente revelado. Y hay además otras, que contienen definidas enseñanzas concernientes a él, recibiendo de él claridad, y dándoles a su vez más luz. Vamos a considerar cada una de ellas en su debido orden. PASAJES QUE REVELAN FORMALMENTE EL GRAN SECRETO SAGRADO Colosenses 1:24-28a Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo (esto es, el Cristo, de quien el cuerpo es compuesto por la Eclesia, no la persona de Cristo) por su cuerpo que es la iglesia, de la cual fui hecho ministro—según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio (o secreto) que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado en sus santos—A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria—a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría. En el cap.2:2, el Apóstol se debate y lucha para que sean consolados sus corazones unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio (o secreto) de Dios el Padre, y de Cristo. En quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Aquí, aprendemos que este gran sagrado secreto nunca había sido anteriormente dado a conocer, y que fue dado a conocer para anunciar cumplidamente la Palabra de Dios. Por eso mismo, hoy en día, la Palabra de Dios no puede ser debidamente anunciada a menos que el Gran Secreto Sagrado sea proclamado. Romanos 16:25, 26 Y al que puede (es capaz de) confirmaros, según mi evangelio—y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes (o naciones) para que obedezcan a la fe. Aquí, observamos, que el mismo secreto es referido como habiendo sido dado a conocer por una revelación especial, y como habiendo estado guardado en tiempos eternos en silencio, ni una sola palabra había sido inspirada concerniente a él anteriormente. Además, aquí tenemos un hecho adicional: en Colosenses 1, le fue revelado en primer lugar al Apóstol Pablo. Aquí se da a conocer además por escritos proféticos. Observe que no se emplea artículo alguno ni con escritos ni con profetas. Eso quiere decir que no son los escritos de profetas del Antiguo Testamento, porque se nos dice que se ha dado a conocer ahora. No habla de los profetas del Antiguo Testamento, porque la palabra que usa no es profetas, sino proféticos, no el nombre sino el adjetivo, y debería traducirse por medio de escrituras proféticas. Estos escritos fueron dados a través de los profetas posteriores, en los tempranos días de la Asamblea de Dios. El Señor Jesús había dicho, he aquí, yo os envío profetas (Mateo 23:34); les enviaré profetas y apóstoles (Lucas 11:49). Esta promesa fue debidamente cumplida, porque en Efesios 4:8, 11, leemos: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres…y él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros profetas… En 2ª Pedro 1:19, tenemos una referencia a la palabra profética de estos profetas, y también un contraste con la profecía del Antiguo Testamento en el vers.21. En 3:16, también, debe referirse a estos escritos, que son referentes a: EFESIOS 3: 1-11 Esta es la escritura que más plenamente (más que ninguna otra) nos da las particularidades concernientes a la revelación del Gran Secreto Sagrado: Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles, si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros, que por revelación me fue declarado el misterio, como ahora lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio (o secreto) de Cristo. Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de las promesas en Cristo Jesús por medio del evangelio. Del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder. A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cual sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas. Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor. Esta es la escritura que, más clara y plenamente que otra cualquiera, nos da las particularidades concernientes a la revelación del Gran Secreto Sagrado. Como, ahora, es revelado. Esto no puede significar, como algunos han pensado y suponen, que ya hubiese sido de cualquier otra manera reveladoanteriormente, aunque no de la misma forma que ahora. ¡No puede ser! Porque se declara distinta y enfáticamente una y otra vez, aquí y en todas partes, que nunca había sido de manera alguna revelado: Que los gentiles serían coherederos y miembros del mismo cuerpo (Gr.-sussomos). Sussomos es una palabra peculiar eclesiástica, la cual aparece aquí solamente. Eso no significa que hubiese un cuerpo ya previamente en existencia y que otros llegasen a ser posteriormente a su debido tiempo miembros suyos. Sino que estos (gentiles) escogidos, junto con los creyentes hebreos también escogidos (2:13-15), harían parte juntos de un mismo cuerpo, siendo en Cristo creado, de los dos, un nuevo hombre. (Efesios 2:15). No cabe duda que, en lo que dice esta escritura, no tenemos ni una sola referencia al Evangelio. El Evangelio nunca se guardó en secreto. La buena nueva de salvación a través de Cristo, la simiente de la mujer, ya había sido revelada desde los primeros tiempos (Génesis 3:15), y fue predicada en Abraham (Gálatas 3:8). Ni tampoco podía ser el hecho de que las Naciones o gentiles serían meramente bendecidas juntamente con Israel: pues este hecho nunca se mantuvo en secreto. La primera bendición que fue prometida a través de Abraham, contenía en sí la promesa de bendición para las Naciones también. Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra (Génesis 12:3). Y otra vez, hablando de Abraham (Génesis 18:18), Dios dice: en él serán benditas todas las naciones de la tierra. Una y otra vez se repite esta misma promesa (Vea Génesis 22:18; 26:4, etc.). Los profetas de Israel constantemente tenían esta promesa como el contenido de sus mensajes. Ellos hablaron del tiempo en quetodas las naciones serían benditas en Él (Salmos 72:17). Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga Haga resplandecer Su rostro sobre nosotros Para que sea conocido en la tierra tu camino En todas las naciones Tu salvación En Romanos 15:8, se declara específicamente que, Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por sus misericordias—como está escrito (¡así que no había sido guardado en secreto!) Salmos 18:49: Por tanto, yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová, y cantaré a tu nombre. Y otra vez, dice (Dt.32:43ª): Alabad, naciones, a Su pueblo; y en Isaías 11:10 se dijo: Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes, y su habitación será gloriosa. Pasajes como estos podríamos multiplicarlos, pero hay uno especialmente (Isaías 49:6) que conecta muy solemnemente la bendición de las Naciones con la obra de expiación de Cristo: Isaías 49:6: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra. No es de admirar que Simeón dijese (Lucas 2:29-32): Lucas 2:29: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a Tu palabra. Lucas 2:31: La cual has preparado en presencia de todos los pueblos. Lucas 2:32: Luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel. La bendición de las naciones al igual que la bendición de Israel nunca fue un secreto. La misma palabra que había revelado la una, reveló también la otra. Es imposible, por tanto, que creamos que el gran secreto sagrado, especialmente revelado con tal solemnidad, y tan formalmente en el Nuevo Testamento, se refiriese meramente a la bendición de las Naciones o gentiles. Este asunto nunca fue escondido en Dios; ni tampoco fue, ocultado a través de los tiempos y de las generaciones; ni de él se podría haber dicho que, en otro tiempo no fue dado a conocer. El lenguaje se hace inútil y vano, si tales expresiones pudieran referirse a lo que nunca había sido escondido; o nunca guardado en silencio; y que hubiera sido de alguna manera dado a conocer desde los primeros tiempos. ¡Pero no fue así! Este fue el Gran Secreto Sagrado: que sería tomado un pueblo de entre ambos, los hebreos y las demás Naciones, el cual serían con Cristo (sussomos) coherederos en un mismo cuerpo (no meramente bendecidos) en Cristo (Efesios 3:9); es decir, un Cuerpo del cual, Cristo Jesús sería la gloriosa cabeza en el cielo, y Su gente – los miembros de tal cuerpo sobre la tierra – un nuevo hombre. Este era el Gran Secreto Sagrado que fue revelado a los santos apóstoles y profetas posteriores del Padre por el espíritu, y que nunca había subido ni al corazón o mente de ningún hombre mortal: EL CRISTO. DR. ETHELBERT WILLIAM BULLINGER QUE TENGAN UN LINDO DÍA, QUE DIOS LOS SUPER BENDIGA EN TODO Y NUNCA DEJEN DE H.E.L.
OTRA LECCION PARA LA VIDA DE ALIENTO Y LA VIDA ESPIRITUAL