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EL GRAN SECRETO SAGRADO PARTE 5 Y 6

"EL GRAN SECRETO SAGRADO" EL TREMENDO ESTUDIO DEL DR. ETHELBERT WILLIAM BULLINGER LLEGA A SU CIERRE CON LAS DOS ULTIMAS PARTES, LLEGAR AQUÍ Y VER EL GRAN SECRETO SAGRADO QUE ES CRISTO Y QUE TODO LO QUE HIZO FUE POR Y PARA NOSOTROS !!! HACED MEMORIA DE ESTO Y DISFRÚTENLO:

EL GRAN SECRETO SAGRADO - Parte 5: Otros pasajes Relacionados Al Gran Secreto Sagrado Extracto de la publicación “Las cosas por venir” Enero. 1896

Ya hemos considerado los cuatro pasajes importantes que contienen la revelación del gran secreto sagrado, esto es, Romanos 16:25, 26; Efesios 3:1-11; Colosenses 1:24-27, y 1ª Timoteo 3:16. Pero hay otros pasajes, además, que a él también se refieren y que sobre él aportan más luz. Algunos escritores los tratan todos, como si hablasen de muchos y muy diferentes secretos; pero ahora veremos que todos los pasajes se refieren y aportan su luz sobre aquel denominado EL GRAN SECRETO SAGRADO (excepción sea hecha, por supuesto, aquellos versículos que ya hemos considerado primero, conectados con el Presente intervalo, el Reino, la ceguera de Israel, y el Sagrado Secreto de Iniquidad.) (1) EFESIOS 1:9-11.

Aquí leemos cómo, la misma gracia que nos trajo la redención y el perdón para Su gente, es la misma que hizo que abundásemos también en toda sabiduría y conocimiento. ¿Qué sabiduría es esta? – la que nos da a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo (bajo una cabeza), de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En Él, así mismo, tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad. Aquí tenemos el gran secreto sagrado y su propósito también referido, y en el vers.22 se nos dice cómo el Señor Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria…dispuso o colocó, todas las cosas, en sujeción debajo de sus pies. Y lo puso a Él por cabeza, sobre todas las cosas a la asamblea, con la cual nos ha bendecido a nosotros con toda bendición espiritual, en los lugares celestiales, en Cristo (vers.3). (2) EFESIOS 6:19.

Aquí la súplica del Apóstol es por sí propio, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el musterion (sagrado secreto) es decir, la doctrina del Cuerpo de Cristo, la cual es el gran secreto sagrado y el gran sujeto o tema principal del grato mensaje, la buena nueva de Pablo. Se trataba especialmente de la buena nueva revelada y dada a conocer por Pablo, de acuerdo a lo que él propio denominaba, mi buena nueva o evangelio (Romanos 16:25).

Ahora bien, ya sabemos que el grato mensaje – la buena nueva, referente a un Salvador para los perdidos pecadores – nunca fue (como ya hemos visto) un secreto. Fue anteriormente predicado en Abraham (Gál.3:8), y todos los santos de Dios se regocijan en él. Sin embargo, la buena nueva concerniente al Cuerpo del Cristo fue guardado en secreto, y por eso pasó a ser, y puedes ser denominado, el grato y especial mensaje de Pablo, dado a conocer entre todas las naciones. Es la buena nueva del Cuerpo del Cristo (todo). Por eso, en 2ª Corintios 4:4, se le denomina el agradable mensaje de la gloria de Cristo, es decir, el Padre le ha exaltado sobre todas las cosas, y le otorgó que fuera la Cabeza del Cuerpo. Este es el actual gran secreto sagrado que tiene el grato mensaje.

(3) COLOSENSES 2:2.

Aquí se le denomina el Secreto de Dios, es decir, el secreto, que Dios se propuso en Sí mismo, y guardó en silencio a través de los tiempos eternos, y en Su apropiado y buen tiempo nos dio a conocer. El apóstol ora por estos santos colosenses, para que ellos puedan ser exhortados, siendo juntos edificados en amor, hasta alcanzar la plenitud de su entendimiento, en un personal conocimiento del sagrado secreto de Dios,--en Cristo: en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Es decir, todos los tesoros de la sabiduría divina se encuentran en el Sagrado Secreto – esto es, en el Cuerpo del Cristo (todo). Este es el secreto sagrado, del cual y por lo que dice: (4) 1ª TIMOTEO 3:9

…Tenemos que mantener, como la esencia de la Fe. Por eso dice: Manteniendo el Secreto Sagrado de la fe en una pura conciencia. Aquí una vez más el gran secreto del Cuerpo de Cristo se expone como el objetivo central y tema principal de la Fe Cristiana. Estos son pasajes que se refieren al gran secreto sagrado, pero hay uno en particular que está lleno de enseñanzas para nosotros, y es: (5) 1ª CORINTIOS 2 y 3.

La condición que reinaba entre los santos corintios era tal, que todavía no estaban preparados para recibir instrucciones en esta preciosa verdad. Cuando les escribió la primera epístola, eso es lo que les explica el apóstol, y les dice claramente: Así que hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría; pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. En vez de declararles el Sagrado Secreto, tuvo que limitarse él propio a las simples verdades del Grato Mensaje. Solamente predicó un Salvador crucificado. No pudo declarar todas las grandes verdades envueltas en un Salvador levantado y glorificado. La razón por la cual no pudo, nos la explica a seguir. Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría…Sin embargo hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez, o entre aquellos que son iniciados. Esta palabra “iniciados” era un término técnico para los que se habían adentrado en conocer los antiguos y errados “misterios” paganos, o “la sabiduría de este mundo”. A vosotros no puedo hablaros “sabiduría”, dice él, sin embargo, hablamos sabiduría a los que sean iniciados; y sabiduría no de este siglo…sino sabiduría de Dios en (concerniente a) el sagrado secreto, la cual sabiduría predestinó Dios antes de los siglos para nuestra gloria (es decir, teniendo en vista nuestra gloria.) Aquí tenemos otra referencia al gran sagrado secreto, que había estado escondido en Dios, y por Él ordenado antes de los siglos. Ninguno de los príncipes de este siglo lo conoció, dice el apóstol, porque como está escrito, Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por Su espíritu.

Estas palabras se usan generalmente en un sentido general, como si enseñase que el hombre de alma no puede recibir los asuntos espirituales. Este hecho, claro que es perfectamente verdadero, por supuesto, así está establecido en todas partes y siempre. Pero eso no es lo que estas palabras dicen aquí o a lo que se están ahora refiriendo. Estas palabras tienen una referencia especial a la sabiduría escondida, es decir, al Secreto Sagrado, y lo que aquí se declara es, ¡que jamás hombre alguno llegó ni a soñarlo siquiera! Jamás había entrado ni en las ideas ni en el corazón de hombre mortal alguno. PERO PARA NOSOTROS, DE HECHO, DIOS SE HA REVELADO A TRAVÉS DEL ESPÍRITU. Y entonces continúa explicando cuál es la esencia de un cualquier secreto, en el vers.10 y 11, y aquí argumenta que nadie puede decir cuál es el secreto íntimo del hombre, a menos que al propio hombre le plazca y tenga por bien revelarlo. Y esto es lo que Él, Dios, ha hecho, como declara el versículo 12: Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, -- para que sepamos lo que Dios nos ha concedido: - lo cual también hablamos – no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. ¿Y por qué? Pues porque el siguiente versículo continúa explicando: Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

…Las que enseña el espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual: las tres palabras que aquí aparecen como espíritu y espirituales han sido variadamente traducidas e interpretadas. En el griego son pneumatikois, pneumatika y sunkrinontes. La primera palabra en el caso dativo, masculino, plural a lo espiritual. La segunda palabra es el caso acusativo, neutro, plural, espiritual y la tercera palabra es peculiar. Las Versiones A.V. y R.V. la traducen “comparando”, pero la R.V. al margen sugiere, “combinando” o “interpretando”. Solo aparece aquí y en 2ª Cor.10:12 en el Nuevo Testamento, y significa literalmente separar y componer de nuevo; de ahí explicar algún caso, como cuando jugando tomamos aquellas piezas sueltas y las volvemos a juntar otra vez; para explicar a través de la comparación una cosa con otra; o comparar con un punto de vista para explicar: para exponer, para dar a conocer, declarar. Se emplea en Números 15:34 hablando de un hombre que recogía leña en el día de reposo, y dice así: y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le debería de hacer. La palabra en esta frase se emplea para representar la palabra declarado. De ahí su significado, declarar, dar a conocer, explicar, o expandir. Las palabras aquí significan simplemente esto, que nosotros hablamos las palabras que el espíritu santo enseña, declarando asuntos espirituales, a personas espirituales. Wescott y Hort, en su Texto Griego, preservan una antigua traducción, pero que no tiene base ni soporte por los demás Manuscritos, ellos ponen al margen: Esto es, pneumatikos, espiritualidades; y debería leerse así: declarando asuntos espirituales de una manera espiritual. Entonces viene el cap.3:1, retomando la idea que se dejó en 2:1: De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales – como a niños en Cristo: Os di a beber leche y no vianda; pues aun no eráis capaces ni sois capaces todavía, porque aun sois carnales, pues habiendo entre vosotros envidias y disensiones ¿no sois carnales y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: yo soy de Apolos! ¿No sois carnales?

La gran verdad central de todo el argumento es que estos cristianos corintios fueron arrebatados con “Corporaciones” de hombres, o “Denominaciones” como ahora llamamos, y eran por tanto incapaces de recibir la verdad del Cuerpo único de Cristo. Mientras ellos se dedicasen así a poner los miembros en el lugar de la Cabeza, eran carnales y no espirituales, y por tanto no estaban listos para poseer nada concerniente al Secreto Sagrado de Dios, y no se les pudo declarar. Por eso, cuando el Apóstol fue a Corinto, determinó no ir más allá de la enseñanza elemental del evangelio, para alimentarlos con la leche, la proclamación de un Salvador crucificado; pues ellos no estaban en condiciones de escuchar nada acerca del glorificado Salvador – el grato mensaje de la gloria de Cristo. Y todas las demás cosas gloriosas que se nos han ofrecido de parte del Padre, y las cuales Él preparó teniendo en vista su gloria, la gloria de los miembros del Cuerpo en Cristo, y su glorificada Cabeza en el cielo.

EL GRAN SECRETO SAGRADO - PARTE 6: Conclusiones Prácticas Sexta parte, de “Las Cosas Por Venir” Febrero 1896

Una vez que ya hemos asimilado el gran secreto sagrado de Cristo, tenemos una llave para aclarar y comprender otros muchos y variados dificultosos temas en las Escrituras, los cuales, han resultado difíciles y oscuros de entender porque se apagó la única luz que podrían explicarlos. Han surgido muchas falsas nociones en variadísimas Escrituras, como la obligada consecuencia de haberse perdido la verdad del Sagrado Secreto.

(1) ¿A QUÉ SE DEBIÓ QUE EL SECRETO SAGRADO FUESE GUARDADO? Antes de poner esto a la luz, primero preguntemos, ¿Por qué la gran doctrina del Sagrado Secreto fue guardada siempre en secreto total y completo? ¿Por qué lo mantuvo el Padre en Su seno, para que nadie lo descubriera hasta que decidiese revelarlo? La razón está clara. Si no se hubiese mantenido en secreto, ¡los hebreos hubiesen tenido una razón y una excusa para el repudio que hicieron (la segunda vez) de Cristo en los Hechos de los Apóstoles! ¡Podrían haber alegado, que ellos estaban simplemente cumpliendo las profecías, si Dios lo hubiera antes revelado! y no podrían haber sido responsabilizados por eso. Es cierto que el repudio al Mesías que llevó a Su sacrificio, ya había sido predicho de antemano; pero acerca del repudio posterior al Cristo ascendido y de la oferta del Reino hecha por los discípulos a Israel en los Hechos y las primeras Epístolas, se dicen cosas con absoluta autoridad y solemnes. Ese era el llamamiento a la congregación, el llamado al arrepentimiento de Israel para que Dios mandara "días de refrigerio y les enviase al Rey a la tierra.

En Hechos 3:18 el Espíritu Santo, por Pedro, le recuerda a la nación hebrea cómo Dios había cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que Su Cristo había de padecer, -- ¡Así se ha cumplido! Se puso fin al asunto, en cuanto a lo que las profecías del Antiguo concernían. Cristo había sufrido. Pero ahora, en cuanto a la entrada en Su Gloria, y el cumplimiento de todas las profecías concernientes a esa gloria que le seguirían ¿qué es lo que pasa? ¿Qué es lo que retarda su cumplimiento? ¿Por qué se tiene que demorar en su cumplimiento? - La condición había sido establecida en Levíticos y Deuteronomio. Y reiterada a través de todos los Profetas para el Arrepentimiento – que el Arrepentimiento Nacional (de Israel) debía preceder y ser anterior por tanto a la Bendición Nacional. El llamamiento continúa, por tanto, en el siguiente versículo (Hechos 3:19). Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Cristo Jesús, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por medio de sus santos profetas. La cuestión es esta, ¿Sería ésta, que es tan formal oferta, simplemente una burla? Supongamos que hubiesen obedecido aquel llamamiento de Pedro, y se hubiesen arrepentido, y se hubiesen vuelto para Dios, ¿no habrían entonces venido tiempos de refrigerio de Su presencia? ¿No les habría enviado el Padre a Jesucristo? Y en ese caso, ¿No se habría cumplido todo lo que los profetas habían predicho de antemano? Es verdad, Cristo había sufrido; el Cielo lo había recibido, pero no para siempre; solamente hasta que Israel se arrepintiese, y se volviera para Dios. ¿Quién podría creer que esta oferta tan solemne y formalmente hecha una segunda vez, fuese irreal? - Nosotros no podemos creerlo. Israel fue responsable delante de Dios por el repudio de tal segunda ofrenda; sin embargo, si las consecuencias de su repudio de tal oferta hubiesen sido previamente dadas a conocer, tal responsabilidad sería imposible que les fuese imputada a los hebreos judíos que la escucharon. Por eso mismo se mantuvo el propósito secreto de Dios guardado en Su seno: por eso fue mantenido en secreto desde tiempos eternos; y no vino a suceder sino hasta que Israel no se hubo definitivamente recusado a arrepentirse, cuando repudió la segunda ofrenda del envío de Jesucristo proveniente del aire; no hasta entonces, solo después de eso fue revelado el secreto sagrado de Dios. Nunca debemos adoptar ningún sistema de interpretación, que no de por necesario aquel repudio del Mesías hecho por Israel para su revelación. De haber sido de antemano revelado el gran sagrado secreto, hubiesen sido inclinados a repudiar al Mesías, y no podrían ser responsabilizados por tal rechazo, diciendo que, la Palabra, debería ser de todas formas cumplida. La presente administración que tienen (los hebreos) con todos sus sufrimientos, se debe y es en consecuencia de este segundo repudio, y el Padre es siempre justo en todos Sus actos.

(2) UNA LLAVE PARA LA INTERPRETACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO La segunda consecuencia que surge de conocer la doctrina del Sagrado Sacramento es esta: Si hubiese Israel obedecido el llamamiento en Hechos 3:19-21, el Señor Jesús habría sido enviado, ¡y no habría ni una sola profecía en el Antiguo Testamento o en los Evangelios que se hubiese dejado por cumplir! Esta es una gran verdad y un importante principio que alcanza más allá en la deducción de resultados. Nos dice que los Evangelios son la conclusión de la historia del Antiguo Testamento, y no el comienzo de la enseñanza de la Asamblea de Dios, excepción hecha, por supuesto, a que Cristo crucificado es el fundamento de toda bendición, tanto para la Creación, como para Israel, como para la Asamblea de Dios. Los Evangelios son un registro del repudio del Mesías de parte de Israel, y no un registro del fundamento de la Asamblea. Esto expone la necedad de aquellos que procuran aplicar el Sermón de la Montaña a la Asamblea de Dios y al mundo durante esta presente administración; y los que sueñan en edificar la Nueva Teología sobre las enseñanzas de Jesús, en vez de aplicarla en la enseñanza peculiar para esta administración en el Gran Secreto posteriormente para ella especialmente revelado. Nos revela también y deja ver el error y las equivocaciones de aquellos quienes se vuelven atrás, a los Evangelios históricos para predicar la Venida al Evangelio de Jesucristo, en vez de predicar el Grato Mensaje de las Epístolas Paulinas, que están especialmente dirigidas al Cuerpo de Cristo para su enseñanza y Grato Mensaje en la predicación que contienen. Aquellos que escogen el plan primero y se vuelven atrás, son aquellos que generalmente ignoran y no pueden recibir el posterior hacia delante. Eso explica en la dificultad que se meten todos aquellos que procuren extraer de los Hechos de los Apóstoles un Sistema Gubernamental para la Iglesia, mientras que lo que verdaderamente registra ese Libro es la historia del periodo transitorio entre el repudio del Mesías por Israel, y el repudio de Israel por Dios, y termina con la solemne cita de Isaías 6:9, en cuanto a la ceguera de Israel dictada judicialmente, y la gran declaración:

Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios, y ellos oirán.

No parece que sea imposible fijar la fecha de la revelación del Sagrado Secreto a Pablo, o decir cuál es la parte de Hechos donde debería aparecer. Por 2ª Corintios 12:1-7 es aparente que la abundancia de las revelaciones le habían sido dadas catorce años antes. Esto es lo que escribe cerca del 60 D.C., y catorce años antes entonces pondría su fecha en el 46 D. C., lo que estaría en sincronía con el importante capítulo dispensario de Hechos 13, donde tenemos las mismas solemnes y significativas palabras pronunciadas a los hebreos:

Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; más puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles (Naciones); (vers.46).

Las Naciones, como tales, ya habían sido nombradas y bendecidas mucho antes de esto. Pero ahora, estaba a punto de comenzar su conexión con el Sagrado Secreto guardado hasta aquí, eso está claro por el vers. 1, donde Bernabé y Pablo habían sido por el Espíritu Santo escogidos o separados (por Dios Mismo), para la obra, a a cual Yo (dice Él) les he llamado (vers.2). No puede haber duda alguna que los Hechos de los Apóstoles (como los hombres llaman al libro) registra la historia transitoria entre el repudio hebreo del Reino, y el asentamiento del Cuerpo de Cristo. (3) EL VERDADERO LUGAR DE PENTECOSTES

Se quita del medio y remueve también otra tradición muy popular que dice, que la Asamblea de Dios, ¡data su comienzo desde Pentecostés! Es solamente una interpretación tradicional de parte del hombre, y está destituida de cualquier autoridad a menos que se pruebe por la Palabra de Dios. Si Israel se hubiese arrepentido en respuesta al llamamiento en Hechos 3:18, 19, entonces, ¿Qué hubiese ocurrido con Pentecostés? ¿Habría entonces sucedido? Si Cristo hubiese venido en Su gloria en “el Día de Dios”, entonces, ¿Qué habría ocurrido con Pentecostés y con la Asamblea de Dios? El hecho es que entonces Joel 2 se habría (completamente) cumplido, porque allí se declara de Pentecostés ser tan solo el precedente del día de Dios. Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el Dios del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. (Joel 2:28-32).

En Hechos 2 (la primera parte de) Joel por tanto se cumplió. Los acontecimientos preliminares anteriores del Día de Dios tuvieron lugar entonces. Todo estaba preparado, y por eso en Hechos 3, al igual que en Mateo 3, el llamamiento que se dio para Israel fue Arrepentíos. Cuando el Rey vino era Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos esta cerca y a la mano. Pero se rehusaron a arrepentirse, y repudiaron el Reino. Ahora, una vez más, en la (nueva) base de (la) Expiación (ya) hecha, el llamamiento continúa y se vuelve a hacer en Hechos 3 al pueblo hebreo, y es el mismo que el anterior – Arrepentíos – para que el Rey os sea enviado (de vuelta a vosotros, ¡los que le repudiasteis una primera vez!), Pero otra vez y de nuevo rehusaron arrepentirse, y repudiaron al Rey. Así que los Hechos de los Apóstoles, es (para la Nación hebrea) lo mismo que los Evangelios: un registro histórico del repudio del Rey y del Reino hecho por Israel, y esto explica el repudio de Dios hacia Israel durante un cierto tiempo, mientras que al mismo tiempo que eso dura, sea revelado Su sagrado y Gran secreto propósito, concerniente a la Asamblea de Dios. Así se puede ver bien, que Pentecostés no tiene nada que ver con la Asamblea de Dios; y sin embargo todos los predicadores modernos hablan acerca de la bendición Pentecostal, y el revestimiento Pentecostal, etc. etc., y la terrible herejía de la liga Pentecostal se basa enteramente en una escritura que no se refiere a la Asamblea de Dios para nada; y aquellos que así la fundamentan son los mismos que dejan de lado con gran reluctancia la enseñanza de Dios en las Epístolas Paulinas, las cuales se dan expresamente para guía, enseñanza, bendición y edificación del Cuerpo de Cristo. Todos esos cristianos precisan aprender lo concerniente a la obra y el poder del Espíritu Santo que ahí se halla contenido, está plenamente revelado en esas Epístolas, las cuales están escritas para ese propósito. (3) DIVIDIR CORRECTAMENTE O CORTAR EXACTAMENTE LA PALABRA DE DIOS

Así que ahora tenemos una llave cuádrupla para la interpretación del Antiguo Testamento, los Cuatro Evangelios, los Hechos y el Apocalipsis. ¡No tenemos (cuando interpretemos la Escritura) que leer en estos lugares lo que sea y pertenezca al tema de una revelación posterior o subsecuente! - Este principio no puede ser suficientemente sobreestimado en su poder de aclarar nuestro entendimiento de la Palabra de Dios. ¿Por qué hay tanta confusión cuando se lee la Palabra? ¿Por qué se dan tantas conflictivas opiniones? ¿Por qué hay tantas “escuelas de pensamientos”, y divergentes “puntos de vista”? - Pues porque la Palabra de Dios no se divide correctamente (2ª Timoteo 2:15). Esa Palabra es, la Palabra de la Verdad, y eso es por lo que se nos manda dividirla correctamente o tratarla con destreza. Es ahí que fracasamos, a la hora de dividirla. Pero así es imposible que obtengamos de ella verdad alguna; por tanto, no podemos caer en este error. Debemos dividir correctamente el Antiguo Testamento, los Evangelios, (algunas partes que tiene) los Hechos, y el Apocalipsis; y tenemos que separarlos de las enseñanzas concernientes a la Asamblea de Dios. No debemos leer ni poner las enseñanzas concernientes al “Sagrado Secreto” dentro de los Evangelios y Hechos. Si los maestros hubiesen dividido así la Palabra, nunca habríamos confundido a Israel con el Cuerpo de Cristo, o al Reino con el Cuerpo de Cristo. Nunca hubiésemos puesto la extensión del Reino de Cristo (para Israel) por la difusión del Grato Mensaje (llevada a cabo por la Asamblea de Dios). Nunca hubiésemos tomado la buena nueva del Reino de los Cielos, como si fuese sinónimo del grato mensaje de la Gracia de Dios; ni supondríamos que la Asamblea de Dios irá a estar presente en la tierra durante la gran Tribulación que allí se describe. No habríamos basado nuestro esfuerzo misionero fundamentándolo sobre Salmos 2:8 ni Mateo 28:19, 20, porque nos habríamos dado cuenta de que la gran Comisión, como fue denominada, fue obedecida por los que primeramente la recibieron (vea Colosenses 1:6, 23; Romanos 10:18; Tito 22:11), y llegó a cumplirse del todo en el tiempo de Mateo 24:14.

La verdadera comisión para los esfuerzos misioneros actuales de la Asamblea de Dios, deben ser extraídos de las Epístolas, las cuales se escribieron específicamente para guía e instrucción del Cuerpo de Cristo, y no de los Evangelios o cualquier otra escritura anterior, por lo menos, a Hechos 3. No estamos aquí hablando de la labor Misionera en sí, sino solamente de la base Escritural sobre la cual debería, o no deberían, estar basadas las “misiones” Eclesiásticas. Los versículos finales de Marcos no deberían haber sido mutilados por todas sus varias traducciones, si no hubiesen sido equivocadamente tomados como si fuesen para la enseñanza de la Asamblea de Dios. Este fue, estamos convencidos, el problema y dificultad que se creó por así interpretar los versículos, la causa que llevó a los traductores al repudio del pasaje, en vez de repudiar el falso principio de interpretación.

El hecho, por tanto, fue que la Comisión en el vers.18 fue obedecida por aquellos que les fue otorgada y la recibieron primero, y las señales predichas sucedidas (de hecho) siguieron a los que creían. La Iglesia, posteriormente, tomo consigo equivocadamente esta Comisión, como si se le hubiese otorgado a ella llevarla a cabo, y no viendo aquellas específicas señales siguiéndoles o respaldándoles, cuestionaron la genuinidad de la Escritura, que las predecía, antes de imaginarlas para sí, y ser así tan mal empleada.

Además, la Verdad del Reino en el Sermón de la Montaña nunca habría sido tomada como enseñanza de la Asamblea de Dios, y de esa manera los Infieles y el mundo se hubiesen visto privados de una de sus más prontas armas y burlas que hacen contra la Palabra de Dios. La Iglesia nunca se debería haber puesto en los Juicios de Mateo 25, los cuales conciernen solo a las naciones Gentiles; y nada dicen ni cuentan acerca de resurrección. Porque hasta mismo los Infieles pueden claramente ver (así como la mayoría de los cegados por la religión no puede) que un juicio basado en las obras no puede tener conexión alguna con una Asamblea que asiente en Gracia. La Verdad así, en vez de ser correctamente dividida en sus tratos apropiados, pasa a ser una fuente de obstáculos y errores; y asuntos, que son diferentes y son verdad en su lugar apropiado, así ahora son despojados de todo su significado por confundirlos y mezclarlos todos juntos.

Viendo el Gran Secreto, se puede ver con toda claridad los puntos de vista del Apocalipsis, y teníamos que haber visto que la Revelación allí referida se asocia al asentamiento o afirmación del repudiado Reino, con poder y en juicio, después que el Cuerpo de Cristo haya sido quitado de en medio; y que habiendo sido revelado el fin del Cuerpo de Cristo en 1ª Corintios 15 y 1ª Tesal.4, no hay lugar alguno o parte en la tierra para ella, durante los acontecimientos que tengan lugar en la Gran Tribulación del día de Dios. Conociéndolo, no deberíamos tampoco haber ido a los Evangelios o a Hechos, ni a pasaje alguno concerniente a la Parousia de Cristo, como si fuesen la esperanza del Cuerpo de Cristo, siendo que es en las Epístolas solamente donde se establece la bendita esperanza del Cuerpo. Nunca deberíamos haber sustituido una feliz muerte por aquella bendita esperanza. Nunca deberíamos haber tomado la muerte del hombre como nuestro objetivo, en vez de la aparición de Cristo, nuestra Vida (Colosenses 3). Nunca deberíamos haber tomado la disolución (en muerte) en vez de la Ascensión como nuestra esperanza (1ª Tes.4), y entonces, tampoco habríamos sido llevados a emplear Himnos y Canciones como fuente de Epitafios Cristianos, en vez de emplear lo que dicen las Epístolas Paulinas. No deberíamos confundir la especial Revelación de aquella resurrección que es concerniente con el Sagrado Secreto en 1ª Tes.4 y 1ª Co. 15, con la que se conoce como la Primera Resurrección. Esta primera resurrección nunca fue, como ya hemos visto, secreto alguno. El Antiguo Testamento la revela claramente, y habría sucedido y tenido lugar (como tendrá lugar entonces) si Israel hubiese aceptado la segunda ofrenda del reino en Hechos 3:18, 19, y no habría tenido lugar de manera alguna ni habría aparecido la Asamblea de Dios. Una Verdad es totalmente independiente de la otra, y nunca deberían ser confundidas, si la verdad del Sagrado Secreto fuese discernido. No deberíamos tomar el partimiento del pan en los Hechos de los Apóstoles, y exaltarlo en lugar de la Celebración del Señor, si nos hubiésemos dado cuenta de que nada tiene que ver con un mandamiento a la Iglesia; o si hubiésemos sabido que era y todavía permanece siendo hasta el día de hoy, como la común y universal manera de hablar hebrea, para participar de una comida juntos.

Nunca deberíamos haber tomado Juan 6, como si contuviese enseñanzas al respecto de la Celebración del Señor, que no había sido hasta entonces instituida todavía, sino que, viendo que una interpretación de ese tipo del Evangelio, es incompatible con la doctrina del Sagrado Secreto, deberíamos hacer un estudio de esa Escritura de nuevo, y de manera científica, a la luz del lenguaje figurado, y entonces veríamos que, las figuras de Metonimia y Enálage, y su uso en el idioma hebreo en cuanto a comer y beber, explican claramente cómo se refiere a aquel recibimiento espiritual, participativo de, y digerido internamente de Cristo y Sus palabras, como siendo el pan o soporte de la vida espiritual. Y, en cuanto a la Celebración del Señor en sí misma, ¿no hemos caído en muchos errores, al no discernir el Cuerpo del Señor (esto, es, la Asamblea de la cual Cristo es la Cabeza)?

Vea 1ª Cor. 11:29. Porque, el pan que partimos, ¿no es la comunión del Cuerpo de Cristo? (1ª Cor.10:16) Esto tiene por fuerza que referirse a la Asamblea, al Cuerpo de Cristo, tal y como lo explica el versículo siguiente – Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.

Esto es lo mismo que decir, el pan, el cual partimos, asienta nuestra comunión, no con el Cristo personal (lo cual es la fuente de todos los errores conectados con la llamada Celebración del Señor), sino la comunión y relación en amor de todos los miembros del Cuerpo de Cristo. El pan único establecido para la comunión conjunta de todos los miembros, los unos con los otros, y con Cristo a la Cabeza del Cuerpo en gloria, con quien esperamos en breve reunirnos, y de ahí que, todas las veces que comiereis este pan, nosotros, la muerte del Señor anunciamos hasta que Él venga. Esto es lo que significa discernir el Cuerpo. Estos y otros muchos errores no deberían haberse cometido – si se hubiese preservado la verdadera doctrina del Gran Secreto Sagrado y hubiese sido mantenido por el Cuerpo de Cristo; y si hubiese sido,

La Palabra de la Verdad, consecuentemente, correctamente dividida.

DR. ETHELBERT WILLIAM BULLINGER

QUE TENGAN UN HERMOSO Y GRAN DÍA, QUE DIOS LOS SUPER BENDIGA EN TODO Y NUNCA DEJEN DE H.E.L.

OTRA LECCION PARA LA VIDA DE ALIENTO Y LA VIDA ESPIRITUAL

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