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ESCOGEOS HOY

MAYO 2016 - TEMA "SERVICIO A DIOS"


EL PRÓXIMO COMPARTIR ES TITULADO “ESCOGEOS HOY" DISFRÚTENLO:

LA MAYOR NECESIDAD DEL CRISTIANO

La vida entera de Josué fue un testimonio para la honra de Dios. Hemos estudiado algo de la vida de Josué en el capítulo 7" La transferencia de liderazgo”, observando desde el momento en que actuó como un espía para observar la Tierra Prometida, hasta el momento en que él estuvo a cargo tras la muerte de Moisés. Josué había sido ministro y siervo del gran profeta Moisés. Y cuando se acercaba la muerte de Moisés, Dios le dio instrucciones a él para que llevara a Josué al tabernáculo para que le pudiera ser dado el encargo de dirigir a los hijos de Israel.


- Deuteronomio 31:7, 8, 14: Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar. Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides...Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo de reunión.


Cuando Moisés y Josué se presentaron delante de Dios, Dios le dijo a Moisés que ordenara a Josué y dejara en claro al pueblo que Josué sería su líder cuando Moisés muriera.


Moisés murió en el Monte Nebo, después de haber visto de lejos Canaán, la Tierra Prometida. Así las riendas del liderazgo pasaron a Josué. Josué asumió el liderazgo de los hijos de Israel y, después de treinta días de hacer duelo por la muerte de Moisés, él inmediatamente obedeció el mandamiento de Dios de “levantarse e ir” al otro lado del Jordán y comenzar a reclamarla tierra que Dios había prometido dar a la simiente de Abraham.


- Josué 3:7:

Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo.


Dios le aseguró a Josué que Él lo establecería como el líder de los hijos de Israel. Con el fin de engrandecer a Josué a los ojos de Israel, Dios levantó murallas con las aguas desbordantes del río Jordán para que todo Israel pudiera pasar por la parte oeste de ese río a la Tierra Prometida. Josué, de acuerdo con las instrucciones de Dios, entonces levantó piedras como un monumento conmemorativo en el lugar donde los sacerdotes estuvieron parados y habían llevado el arca del Pacto cuando las aguas del Jordán fueron “cortadas”.


Este gran milagro de cruzar el Jordán por el cauce seco fue seguido por la primera victoria de Josué al tomar posesión de la Tierra Prometida en la ciudad de Jericó. El éxito de Josué en Jericó fue el resultado de seguirlas instrucciones de Dios para él, y de seguirlas exactamente: Los hijos de Israel rodearon Jericó una vez al día durante seis días consecutivos. En el séptimo día, Dios les hizo caminar alrededor de la ciudad siete veces. Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas, el pueblo gritó y el muro de Jericó “se vino abajo”, tal y como Dios había prometido.


Después de estos dos grandes milagros–el cruce del río Jordán y la conquista de Jericó–Josué continuó actuando en el mandato de Dios para librar la tierra de sus habitantes y hacer que los hijos de Israel tomaran posesión de ella. Pero la siguiente confrontación, la batalla de Hai, no fue una historia de éxito. El ejército de Israel fue derrotado por el ejército de Hai pues, sin que Josué lo supiera, un guerrero israelita había desobedecido a Dios en la batalla de Jericó. Con esta derrota en Hai, Josué, sorprendido y afligido, rogó al Señor, preguntando por qué Él no les había ayudado. Dios respondió en Josué 7:12: “...ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros”. Josué debía destruir al hombre que había tomado botín de Jericó. No sólo al hombre, sino que toda su casa debía ser destruida a causa de su desobediencia a la orden de Dios. Una vez más, Josué obedeció a Dios, y una vez más el ejército de Israel atacó Hai, y esta vez fue capaz de conquistarlo.


Una y otra vez Josué demostró ser obediente a las instrucciones de Dios dividiendo la tierra prometida entre las tribus, señalando ciudades de refugio y estableciendo ciudades para los levitas. Él sofocó una pelea potencial entre las dos tribus y media en el lado este del Jordán, con el resto de las tribus, y la paz reinó en medio de los hijos de Israel.


Josué vivió una vida que agradó a Dios. Y cuando se hizo evidente para él que su vida estaba llegando a su fin, Josué tomó un último paso para asegurarse que los hijos de Israel se mantuvieran fieles a Dios. Yo llamo a esto “el testimonio de Josué”. El registro específico del testimonio de Josué ocurre muy cerca del final de la vida de Josué, cuando Josué llamó a todas las tribus de Israel a Siquem.


- Josué 24:1 Reunió Josué a todas las tribus de Israel en Siquem, y llamó a los ancianos de Israel, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales; y se presentaron delante de Dios.


Antes de morir, Josué no sólo convocó a los hijos de Israel, sino que los llamó a Siquem.


¿Por qué a Siquem? No porque el tabernáculo estuviera allí, porque no estaba ahí. El tabernáculo estaba en Silo. Entonces, ¿Por qué llamó Josué al pueblo a Siquem?


Por diversas razones. Siquem fue el primer lugar en la Tierra Prometida, donde Dios le había dicho a Abraham que la tierra era suya. Así Siquem estaba asociado con la promesa de Dios a Abraham y su pacto con Abraham*. Siquem era también el lugar donde Jacob había enterrado a dioses extraños, de acuerdo a Génesis 35:1-4.Y Siquem se extendía entre el monte Ebal y el Monte Gerizim, las dos montañas desde donde fueron pronunciadas las bendiciones y las maldiciones de la ley, de acuerdo a Deuteronomio 27.


Por todas estas razones, Siquem era el lugar más impresionante para que Josué congregara al pueblo de Israel para traer a su memoria el pacto y la ley, y para reconstruir su compromiso.


El pueblo se “presentó delante de Dios” en Siquem. Esto significa que se presentaron ante el portavoz y el profeta de Dios, Josué. Josué entonces tenía el reto de presentar la Palabra de Dios al pueblo de Israel. Dios había hecho muchas cosas grandes para aquellas personas que fueron conducidas fuera de Egipto a la Tierra Prometida, y Josué les recordó esto.


- Josué 24:11:

Pasasteis el Jordán, y vinisteis a Jericó, y los moradores de Jericó pelearon contra vosotros: los amorreos, ferezeos, cananeos, heteos, gergeseos, heveos y jebuseos, y yo [Dios] los entregué en vuestras manos.


Dios dijo: “Yo los entregué [a sus enemigos] en vuestras manos”. No fueron los hijos de Israel quienes ganaron las victorias; fue Dios Quien las ganó. Y Él utilizó formas inusuales y sorprendentes para entregárselos. Por ejemplo, la liberación de Israel de los amorreos.


- Versículo 12:

Y envié delante de vosotros tábanos, los cuales los arrojaron de delante de vosotros, esto es, a los dos reyes de los amorreos; no con tu espada, ni con tu arco.


Dios tiene un gran sentido del humor y un gran ingenio. Su método para derrotar a los amorreos fue enviar avispas para que picaran a sus poderosos ejércitos.


- Versículo 13:Y os di la tierra por la cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en las cuales moráis; y de las viñas y olivares que no plantasteis, coméis.


A menudo pienso en cómo Dios ha hecho cosas como estas para nosotros hoy, Él nos ha dado cosas que no nos merecemos, victorias que no logramos, cosas que desde nuestro punto de vista, nunca habríamos tenido. Dios simplemente nos las entregó.


Después de repasar con los hijos de Israel lo que Dios había hecho por ellos, Josué enseguida les recordó su responsabilidad ante Dios.


- Versículo 14: Ahora, pues, temed [reverenciad, respetad, permaneced en asombro y admiración] a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová.


El primer mandato que Josué dio al pueblo era que se deshicieran de otros dioses. Cuando alguien tiene un dios que no sea el único y verdadero Dios, esa persona está en problemas. En tanto que Israel fue fiel y sirvió al único y verdadero Dios, Dios los libró.


Yo sé que la Palabra de Dios está hablando aquí de ídolos literales, y hoy puede que usted no tenga un ídolo o una estatua de un dios. Pero usted todavía puede tener un dios que no sea el único Dios verdadero. Su dios podría ser un trabajo, una posición social, comida, o una afición, simplemente es cualquier cosa que sea más importante para usted que hacer la voluntad de Dios. ¿Qué es lo primero en su vida? ¿Quién o qué es su dios? Josué dijo a los hijos de Israel que se deshicieran de todo lo que estaba en su camino de servir al único Dios verdadero. Si el dinero es aún más importante para usted que Dios, usted tiene un dios: el dinero. Eso es lo que se quiere decir con la expresión: “Ponga su billetera en el altar. Dedíquela a Dios”. Hay que llegar al lugar en el que sólo hay un Dios en su vida, y ese Dios es el Dios verdadero, Jehová, y Él es al único al que usted va a servir. Él es el único a quien usted está dedicado. Todo lo demás en la vida es secundario. Mateo 6 nos dice esto.


- Mateo 6:33: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.


El único camino al verdadero éxito es tener al único Dios verdadero, y ponerlo a Él primero en su vida. La decisión de servir al único Dios verdadero, y no hay otros dioses era la preocupación de Josué en sus instrucciones finales a los hijos de Israel antes de morir


- Josué 24:15

Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río [y esos dioses no fueron lo suficientemente poderosos para guardarnos de nuestra salida de Egipto], o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis [y esos dioses no fueron lo suficientemente poderosos para ayudarnos a someter a sus seguidores y tomar sus tierras]; pero yo y mi casa serviremos a Jehová..


Josué dijo al pueblo que eligiera, que tomara una decisión, a quién iban ellos a servir. Jehová los había librado de los egipcios y sus dioses, y Jehová los había librado de los amorreos, y sus dioses, por citar sólo dos ejemplos del poder de Dios que había sido abundantemente manifestado a ellos. Los hijos de Israel podrían servir los dioses de otras personas si así lo deseaban. Pero también tenían la opción de elegir servir a Jehová, el único Dios que los había librado una y otra vez.


“...Escogeos hoy a quién sirváis...” Nosotros, también, tenemos que tomar una decisión. ¿De verdad vamos a permanecer firmes por Dios y Su Palabra o sólo vamos a hablar de ello? Debemos hacer la decisión en nuestras mentes. Josué había hecho la decisión cuando dijo con gran determinación: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”.


Con estas palabras, Josué puso el ejemplo y lanzó un reto para que los demás lo aceptaran. Josué y su casa estaban determinados a servir al Señor. Y quedaba la pregunta: ¿A quién serviría el resto de la gente de Israel?


- Versículos 16-18: Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses; Porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos. Y Jehová arrojó de delante de nosotros a todos los pueblos, y al amorreo que habitaba en la tierra; nosotros, pues, también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios.


Una vez que el pueblo expresó su decisión de continuar sirviendo a Jehová, Josué pudo entonces darles instrucciones adicionales para su caminar delante Dios.


- Versículos 19 y 20: Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y [es] Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien.


Esta advertencia de Josué, es la forma en Antiguo Testamento para expresar que cuando la gente se aleja de Dios, ya no están más protegidos por Él. El diablo entonces puede hacer lo que quiera con ellos. El diablo podrá conseguir incursionar en nuestras vidas algunas veces, pero el poder del diablo sobre los renacidos es limitado porque Dios está siempre presente dentro de ellos.


- Versículos 21 y 22: El pueblo entonces dijo a Josué: No [no abandonaremos al Señor], sino que a Jehová serviremos.

Y Josué respondió al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: Testigos somos.Y el pueblo respondió a Josué, quien habló en nombre de Dios, que iban a ser fieles a Jehová. Y Josué respondió: “Ustedes mismos son testigos de la promesa que acaban de hacer”.


- Versículos 23-26: Quitad, pues, [dijo él] ahora los dioses ajenos que están entre vosotros [algunos todavía estaba entre ellos], e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel.

Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos. Entonces Josué hizo pacto [un acuerdo] con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes [un mandamiento] en Siquem.

Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.


Josué hizo un acuerdo con el pueblo y lo escribió en un manuscrito. El poner el pacto por escrito después de haber hecho un voto oral, hizo un mayor impacto en las mentes del pueblo, y se convirtió en una constante referencia y en un recordatorio de su voto. El pacto, o acuerdo, fue el compromiso que Josué, el hombre que hablaba por Dios, había escuchado hacer al pueblo: Ellos servirían a Dios y obedecerían Su voz. Cuando al pueblo se le dio la opción de a quién iban a servir, ellos respondieron a Josué a una sola voz: “Vamos a permanecer siendo fieles a Jehová. Elegimos servir a Jehová. Y nosotros no vamos a permitir que nuestra gente se case con hombres y mujeres que sirvan a otros dioses. Aseguramos, afirmamos que vamos a permanecer firmes por el Dios verdadero”.


Josué escribió entonces el compromiso que Israel había hecho, y él “tomó una gran piedra”–la cosa más duradera y más grande que podía haber utilizado–y edificó un lugar donde todas las personas pudieran verla piedra. Este rotulado permanente debía ser un recordatorio constante de su compromiso a Jehová, como fue atestiguado por Josué.


Josué tomó el símbolo del compromiso de este pueblo, una gran piedra y la colocó debajo de una encina. El árbol de encina en la Biblia simboliza la presencia de Dios. En los tiempos bíblicos la gente se sentaba debajo de una encina para orar. Cuando una persona en la cultura oriental quería reflexionar algo o quería considerar cuidadosamente una situación y tomar una decisión, se sentaba debajo de una encina. Así que fue debajo de una encina que Josué escogió señalarles a los hijos de Israel, esta grande e importante decisión de comprometerse a servir al Señor.


Con los años, la piedra permaneció. La Palabra declaraba que estas personas debían enseñar los mandamientos a sus hijos y a los hijos de sus hijos*. Ellos verían la piedra y recordarían que sus antepasados habían hecho un compromiso para no servir a ningún otro Dios sino sólo a Jehová. Esta gran piedra era algo que podían ver por años y años, y les recordaría el pacto hecho en Siquem.


- Versículos 27 y 28:

Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios. Y envió Josué al pueblo, cada uno a su posesión.


Josué envió a todos los hombres de regreso a su tierra heredada que Dios les había dado. Él permitió a la gente regresar y cosechar el fruto de lo que Dios había puesto a su disposición.


Como creyentes tenemos sólo una vida por vivir y sólo una vida para dar, y tenemos que dar todo lo posible para el Dios Altísimo. Nuestro compromiso de servir a Dios liberar la bendición de Dios en nuestras vidas, tal como lo hizo en el tiempo de Josué. Tenemos hoy la libertad de elección para decidir a quién vamos a servir. Yo le exhorto a usted a hacer el mismo compromiso junto conmigo: “Yo y mi casa, serviremos a Jehová”. Esta es la gran decisión en torno a la cual toda nuestra vida gira. Comprométase a servirle a Dios y sólo a Él, y enseñe a sus hijos y los hijos de tus hijos a hacer lo mismo. Abrace ese compromiso y disfrute la herencia provista para usted por Dios a través de Cristo Jesús, y declaremos con denuedo: “!Yo y mi casa serviremos a Jehová!"


DR. VICTOR PAUL WIERWILLE


QUE TENGAN UN HERMOSO Y GRAN DÍA, QUE DIOS LOS SUPER BENDIGA EN TODO Y NUNCA DEJEN DE H.E.L.


OTRA LECCION PARA LA VIDA DE ALIENTO Y LA VIDA ESPIRITUAL

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